Imagen: Eduardo Alonso Álvarez
CUANDO LA LUZ MATA
La depresión me hiere más de día
que de noche. A la luz matutina
mis ojos lo ven todo con inquina
y siento mi alma ahogarse en la sequía
de amor, el hastío y la carestía
de ilusión. Mi desazón intestina
es tan honda como atroz la rutina,
y abomino de toda compañía.
El cielo me pesa como una losa,
el sol es un martillo en mi agonía,
el aire una sustancia venenosa,
y son tales la angustia y la apatía
que añoro como la hora más preciosa
mi noche solitaria, triste y fría.
Yo he atravesado docenas de épocas así en en los últimos 17 años, y más que con ojos de poeta lo he mirado con auto-destrcción; lo describes bien, pero lo que yo he vivido es mucho más terrible. Eso sí, como tú, odiaba el sol y sólo esperaba a que anocheciera.
ResponderEliminarUn abrazo
Mario
Sí, desde luego mis ocasionales bajones no pueden compararse a las depresiones terribles que has atravesado tú. Un abrazo Mario, y a seguir adelante.
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