martes, 10 de enero de 2017

Pequeña reflexión sobre "sentirse" español

Lo siento. Tenía que soltarlo. Es que estoy hasta las narices de la expresión esa...

Imagen: WHYBIN/TBWA




¿Me atreveré a decirlo? Venga, lo digo: YO NO ME SIENTO ESPAÑOL. ¡Andaaaa, lo que he dichoooo! Dejaré un espacio en blanco para permitir que me lluevan los insultos…



¿Ya se han desahogado ustedes? Pues entonces sigo, y paso a explicarme. No, yo no me “siento” español. Verán, lo que pasa es que yo... yo… SOY español. ¿Lo pillan? ¿No? A mí que un español diga que se “siente” español me parece una chorrada. Porque eso de “me siento español” lo considero un expresión propia de EXTRANJEROS. ¿No se acuerdan? Pues ocurría con cierta frecuencia que algún extranjero, bien porque llevaba muchos años viviendo en España, bien porque tenía algún tipo de vinculación especial con España, o bien porque acababan de darle un premio en España, iba y declaraba en los medios: “me siento español”. Con lo que estaba queriendo decir algo así como: “yo no soy español, pero me siento como si lo fuera porque me identifico mucho con España y los españoles”. ESO es lo que significa “sentirse” español. Ese es el sentido original de la expresión. Es algo que diría alguien que NO es español. Es decir, tal y como yo lo veo, una cosa es “ser” español y otra “sentirse” español. Y un español no puede “sentirse” español por la sencilla razón de que ya “es” español.

De igual forma la frase “yo no me siento español” también es un tanto equívoca. Para empezar, es obvio que esa frase SÓLO LA PUEDE DECIR UN ESPAÑOL, lo cual no es un buen comienzo si lo que se desea es desvincularse de España. Un extranjero lo que diría es: “yo no soy español”. Y un español que no está contento de serlo lo que debería decir es eso mismo o “yo no quiero ser español” o “yo quiero dejar de ser español” o si acaso “yo no me considero español”, pero no “yo no me siento español”, porque entonces lo que está diciendo es: “yo no soy un extranjero que se siente como si fuera español”. Dicho de otra forma, lo que está diciendo es: “yo soy español”. Y eso es justo lo que no quería decir, ¿no?

Resumiendo:
- Cuando alguien dice “me siento español” lo que está diciendo de sí mismo ES QUE ES EXTRANJERO.
- Cuando alguien dice “yo no me siento español”, lo que único que está haciendo es dejar bien claro QUE ES ESPAÑOL. Claro, por eso lo dije yo al principio.

¿Lo han entendido? Pues espero que además se hayan reído, que era de lo que se trataba.


Un último apunte: En realidad es algo que no viene al caso, pero como con esta pesadísima tontería identitaria y tribal que nos rodea parece que siempre hay que explicarlo todo, pues aprovecho para decir que servidor está, digamos, razonablemente contento de ser español. Aunque este país llega a ser tan desesperante que muchos días me gustaría ser de Marte.

domingo, 1 de enero de 2017

Feliz Año Nuevo...

Tengo la costumbre de escribir un poema en Año Nuevo, aunque los suelo colgar en Facebook, y no aquí. Esta vez me he decidido colgarlo en los dos sitios.

Imagen: Jeff Nelson (stormwarning)




UNA CARTA EN NOCHEVIEJA

“Estimado Señor” es el comienzo,
luego el nombre de pila, que es “Feliz”,
después los apellidos, “Año Nuevo”,
y el texto de la carta dice así:
“Por favor, disculpe el atrevimiento
que con usted me tomo al escribir.
Pero visto el atroz comportamiento
de su predecesor, me decidí
a darle humildemente unos consejos
ahora que comienza su interín.
No mate más músicos, se lo ruego.
Precisamos su arte para vivir.
Los clásicos del cine, yo ya entiendo
que algún día se tendrán que morir…
¡pero puede ser en otro momento!
Permítanos un año sin sufrir.
Nos dieron tantos preciosos momentos
que resulta duro verles partir.
La esposa de mi primo es otro ejemplo
que no debe volverse a repetir.
Porque Rosa era un ángel, alguien de esos
de los que sólo sale uno entre mil.
No se nos lleven siempre a los más buenos,
porque no se les puede sustituir.
Si es preciso que haya fallecimientos,
hay otros candidatos por ahí.
Si no se le ocurren yo le aconsejo,
sé bien de quién podemos prescindir.
En otro orden de cosas, le recuerdo
más males que habría que redimir.
El pasado ejercicio hubo un exceso
de atentados y guerras por aquí.
¡Pues este curso que haya muchos menos!
El equilibrio es bueno, ¿a que sí?
Lo de los refugiados, ese infierno…
¿no habrá manera de ponerle fin?
En lugar de tantos enfrentamientos
mire a ver si puede usted conseguir
que empiece a primar el entendimiento
y que florezca el verbo “compartir”.
Me despido ya, señor Año Nuevo.
Le deseo un plácido transcurrir.
Ruego disculpe mis requerimientos,
mas si acaso opina que me excedí,
piense usted que sólo le estoy pidiendo
que haga honor a su nombre: sea Feliz”.
Pongo la fecha, firmo, sobre y sello,
y al buzón. ¿La llegará a recibir?