...o algo parecido, je, je. Vale, sí, admito que me ha quedado un poquillo autocomplaciente. Pero es que servidor ya no tiene abuela.
Imagen: Eduardo Alonso Álvarez
LO INVISIBLE
¿Para qué quiero el espejo
si cada vez que me veo
me noto un poco más feo
y también algo más viejo?
Prefiero hacer un bosquejo
con mi ser, dato por dato:
mi ternura, mi arrebato,
mi capacidad de juego,
mi amor, mi risa y mi fuego.
Ese sí que es mi retrato.
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