sábado, 20 de octubre de 2012

Conoce a tu enemigo...

...como se suele decir. A estas alturas, yo creo que todos tenemos una ligera idea de cómo se ha generado la crisis que padecemos. Pero, por algunas frases que he escuchado últimamente (del tipo de "el dinero no desaparece" y cosas así), me he dado cuenta de la cantidad de gente que no conoce el mecanismo que intentaré explicar en el poema de hoy, y que está en la raíz misma de la crisis: la rueda gigantesca del apalancamiento, esto es, la creación desmedida de dinero ficticio por parte de la banca. En la medida de mis pocas posibilidades, mi objetivo aquí es solventar esa ignorancia y abrirle los ojos a alguno que otro. Señoras y señores, con ustedes "el sistema":

Imagen: Eduardo Alonso Álvarez



EL DINERO NO EXISTE

El dinero no existe, es un puro artificio.
Aunque cueste creerlo, casi todo es ficticio,
un ardid de los bancos en pos del beneficio.
Pero por culpa de ello… vamos al precipicio.

Si digo que es ficticio, no me malinterpretes.
Está claro que existen monedas y billetes
que los bancos centrales emiten con membretes,
pero son fruslerías, unos meros juguetes.

Más del noventa y cinco por ciento del dinero
que circula, a diario, por nuestro mundo es huero,
no existe realmente, es humo financiero
creado por los bancos en virtud de su fuero.

Porque los bancos juegan con el albur taimado
de que aquellos que tengan su dinero ingresado
sacarán de su cuenta, de media (y es probado)
un porcentaje enano de lo depositado.

El dinero efectivo que nunca es reintegrado
se emplea como base para el desaguisado,
pues su importe se presta… ¡pero multiplicado!
Por diez o veinte o treinta… lo que tengan pensado.

El truco tiene nombre: el “apalancamiento”.
Es generar dinero sin ningún fundamento,
dinero que tan sólo existe como asiento
en las cuentas del banco, por lo demás es cuento.

Y lo más divertido: aunque suene irreal,
tal dinero ficticio… ¡es de curso legal!
Se admite como pago de manera normal.
¿Tú nunca has hecho uso de dinero virtual?

Pues los bancos se esfuerzan con denuedo en lograr
que el uso del dinero real tienda a bajar,
y para ello se inventan maneras de pagar
en las que el efectivo no se tenga que usar.

Piensa en las transferencias, las domiciliaciones,
los pagos con tarjeta, todas las inversiones,
los adeudos en cuenta y otras operaciones
que los bancos fomentan… por muy buenas razones.

El dinero ficticio se mueve por millones
en órdenes de compra y de venta de acciones,
deuda pública, letras, bonos, obligaciones
y también derivados: futuros, swaps, opciones…

En proporción, de un préstamo vendría a ser “real”
tan sólo una pequeña parte del nominal.
Pero al hacer el cálculo de la deuda total,
el interés se aplica… ¡a todo el capital!

Es mejor para un banco prestarte cien que ochenta
pues cuanto más te presta, más interés le renta.
Y el dinero preciso… ¡el banco se lo inventa!
Lo crea en el momento que lo anota en tu cuenta.

Cuando el préstamo, luego, va siendo amortizado
según tú, poco a poco, les pagas lo adeudado
de acuerdo con las cuotas que te han estipulado…
¿Qué sucede en el banco con lo que te han cobrado?

Que con los intereses su beneficio crece,
el capital “real” se salda y prevalece,
y a lo que era ficticio ¿sabes qué le acontece?
Hablando claramente: ¡pues que desaparece!

¿Vas entendiendo ahora los préstamos inflados
para pagar los pisos de precios engordados?
Era una simple apuesta, era un juego de dados.
Por ir ellos por lana, salimos trasquilados.

Un préstamo se hace por una previsión
de riqueza futura, por una producción
que se espera que luego compense la inversión.
El apalancamiento se permite en razón

de que considerado de esta forma, sería
un cierto estimulante para la economía.
Pero cuando el sistema bancario se confía
y se emite dinero ficticio en demasía

eso sólo genera especulación pura,
una bola que crece y crece mientras dura
hasta que al final cae como fruta madura,
estalla la burbuja, y empieza la tortura.

Pero, naturalmente... ¡eso ya ha sucedido!
El dinero ficticio globalmente emitido
sobrepasó la lógica, la razón y el sentido.
Y el sistema completo terminó corrompido.

Gobiernos, parlamentos, toda la jerarquía
de organismos rectores (B.C.E. y compañía),
las agencias de rating, firmas de auditoría…
¿Por qué ninguno de ellos hizo lo que debía?

Nadie le puso freno ni trabas a la rueda.
Todos participaban de esa gran humareda,
y afirmaron ufanos que iba como la seda
hasta momentos antes del “¡sálvese quien pueda!”.

En España tuvimos la moda del ladrillo,
con todos los sectores adorando su brillo.
Para los bancos era un negocio sencillo:
el dinero ficticio se generó a porrillo

y con él financiaron tanto a los constructores
que hacían las viviendas, como a los compradores.
La situación atrajo a muchos inversores.
Y todos actüaron como especuladores.

Cegados por el lucro, se arriesgó demasiado
y ahora no hay manera de que quede saldado.
De resultas tenemos al país arruinado
por deudas generadas con dinero inventado.

Y así se desarrolla esta historia tan triste.
Aunque te hayas reído, esto no es ningún chiste.
Todo lo que nos cuentan, todo lo que creíste,
todo es una patraña. ¡¡El dinero no existe!!


Imagen: El blog salmón



4 comentarios:

  1. Sinceramente, me ha encantado, Alejandro. Eso de usar la cuaderna vía, estrofa de indudable regusto popular, para este tema, es una genialidad. Ha sido como escuchar al Arcipreste de Hita explicando las triquiñuelas bancarias. Aplausos.

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    1. Muchas gracias, Ramón. Celebro que te haya gustado.

      Lo de usar la cuaderna vía vino de casualidad. Lo cierto es que mi idea inicial había sido explicar esto en prosa (pensaba iniciar una serie de posts sobre economía) porque, sencillamente... ¡no veía como podía contarlo en verso! Pero me parecía que iba a ser un rollo, y que alteraría el sentido del blog.

      Empecé a jugar con rimas, y al final la cuaderna vía resultó ser la estrofa que mejor se amoldaba a lo que me iba saliendo. ¿No te pasa a veces que parece ser el propio poema el que acaba decidiendo su forma? Ha sido complicadillo terminarlo, pero estoy contento con el resultado.

      La comparación con el Arcipreste de Hita me ha emocionado, es francamente halagadora. Un fuerte abrazo.

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  2. A mi ma parece grandioso que no escribas en verso libre, que es lo que hace todo el mundo... Es como leer a La Celestina, o los versos de Lope de Vega. Gran poema, amigo. :)

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    1. Muchas gracias, Juan Carlos. A mí el verso libre me gusta, pero cuando lo intento no me suele salir bien. Además, quiero reivindicar el placer de la rima. Ramón me habla del Arcipreste de Hita, tú me hablas de Lope y de la Celestina... ¡No sigáis, que me lo voy a acabar creyendo! (es broma, seguid, seguid...)

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