Regreso tras un año sin escribir por aquí. Atravesé una fase de bloqueo creativo. La verdad, no se me ocurría nada. Y cuando se me ocurría, eran ideas tremendamente complejas para cuyo desarrollo precisaba un tiempo que no tenía. Solucionados algunos inconvenientes, inicio una nueva etapa en la que espero volver a publicar con regularidad, aunque vete a saber.
Este poema fue un encargo. Yo en su día me declaré objetor de conciencia (supongo que no os sorprende). En 1998-99 me tocó hacer la Prestación Social Sustitutoria en un centro para niños con parálisis cerebral (aunque también acuden algunas personas con otras afecciones). Les cogí tanto cariño a los chavales que decidí seguir acudiendo al centro como voluntario. Y aún sigo yendo. Este año se celebró el cincuentenario de la asociación que gestiona el centro, y se hizo una publicación conmemorativa. Me pidieron una colaboración, y esto fue lo que escribí. La imagen pertenece al impresionante, inquietante y emotivo proyecto Echolilia, del fotógrafo Timothy Archibald.
Imagen: Timothy Archibald
PUENTES
Tengo algunos amigos que me alaban
por mi voluntariado en este centro.
Me extraña, porque creo que se engañan,
no soy tan generoso ni tan bueno.
Mi actividad aquí es interesada:
recibo mucho más de lo que entrego.
Carece por completo de importancia
que la transacción no sea en dinero.
¿Qué me mueve? Una pulsión extraña.
Soy adicto a vosotros, mis pequeños.
Van muchos años desde aquella carta
que me llegó desde algún Ministerio.
No quise aprender a disparar balas
y me tocó aprender a daros besos.
Estar con vosotros no es una carga
sino un emocionante privilegio.
Después de currar toda la semana
me ilusiona venir a vuestro encuentro,
y con vuestra ternura ilimitada
liberarme de traumas y recelos.
Cuando vuestras sonrisas me reclaman
o me llamáis con mudos aspavientos,
si me dedicáis vuestras carcajadas
o vuestras expresiones de contento,
entonces siento en mi interior que nada
podría suponerme mayor premio.
¡Qué triste no escuchar vuestras palabras
y tener que interpretar vuestros gestos
y vuestras bellas y ansiosas miradas
cargadas de preguntas y deseos!
Quisiera disponer de alguna magia
capaz de leer vuestros pensamientos,
hablaros de tú a tú, que vuestras caras
no fueran tantas veces un misterio.
Pero he de conformarme, y me basta
ser un raro juguete en vuestros dedos,
y a través de la experiencia cercana
llegar de alguna forma a conoceros,
a advertir patrones, ritmos y mantras,
y encontrar minúsculos agujeros
en el velo invisible que os separa.
No sé si lo hago bien, tan sólo intento
tender puentes de forma improvisada
para
enlazar mi mundo con el vuestro.
muy emotivo Ale: simbiosismo productivo. Lupe.
ResponderEliminarMuchas gracias por tus palabras, Lupe. Cuando me hicieron el encargo pensé en intentar expresar lo que experimento en mi labor como voluntario allí, y estoy bastante contento con el resultado.
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