martes, 29 de marzo de 2022

Negros nubarrones...

...siguen formándose. "He sido de izquierdas, y es muy probable que siga siéndolo, pero hace ya algún tiempo que no ejerzo", escribió en su día el poeta Jaime Gil de Biedma y algo parecido podría decir yo. Mi forma de pensar no ha cambiado, pero no sé si buena parte de la izquierda actual me consideraría a mí de izquierdas. Aunque eso me da igual. Me preocupa más la dinámica de enfrentamiento entre visiones cerradas y absolutas.




INDEPENDENCIA

Tengo amigos de derechas y tengo amigos de izquierdas.
No exijo carné político a aquellos que tengo cerca
ni considero enemigo a alguien que de mí discrepa,
tan sólo un conciudadano con una opinión diversa.
Puede que no congeniemos, pero eso a mí no me lleva
a desearle la muerte ni a entablar una pelea.
Entre insultos y amenazas, hoy parece que se intenta
agruparnos siempre en torno de posiciones extremas.
Tanta polarización ya me tiene hasta las cejas.
Si ves que estoy a tu lado, un día en una protesta,
te estarás equivocando si por eso consideras
que soy uno de “los vuestros”, eso tenlo muy en cuenta.
Y si en otra situación defiendo lo que no aceptas
tampoco soy de “los otros”, espero que lo comprendas.
Yo prefiero decidir por mí mismo en cada tema
sin hacer caso de dogmas, ortodoxias ni etiquetas.
Aunque demasiadas veces, y es una inquieta sorpresa,
ni con unos ni con otros… ¡no estoy en ninguna acera!,
y encuentro que mis ideas sólo soy yo quien las piensa.
Esa es hoy mi militancia: la tranquila disidencia.
En estos tiempos obtusos no hay nadie que me convenza,
mucho menos los fanáticos y sus siervos de la gleba,
con su infinito catálogo de victimismos y afrentas
y su afán por imponer sus tabúes y sus reglas.
Es mi norma desconfiar de todo aquel que se envuelva,
para hacer acusaciones, en un manto de pureza,
superioridad moral y religiosa certeza.
No soporto la manía que ahora tanto se lleva
de ideologizarlo todo. Incluso acciones pequeñas
de la vida cotidiana son puestas bajo sospecha
y han de pasar por el filtro de esos censores de pega.
Si acaso eres uno de ellos, y te ofende este poema,
puedes insultarme en Twitter o en el sitio que prefieras
y llamar “equidistancia” a lo que es independencia.
No obtendrás de mí atención ni tampoco una respuesta.

No hay comentarios:

Publicar un comentario