...en alguna parte, pero me cuesta encontrarla. La podredumbre que se respira ha alcanzado ya niveles intolerables. Perdonad si no soy demasiado optimista.
Imagen: SanPe
CIELO SIN ESTRELLAS
No hay que
adaptar a Marx a nuestros días
ni añorar a
los viejos dictadores.
Necesitamos
nuevas utopías.
Necesitamos
nuevos soñadores.
Nada esperamos
ya de esos señores
cuyas
conciencias se han quedado frías.
Insensibles
a llantos y clamores
exigen
sacrificios y porfías,
imponen
penurias y carestías,
mientras
ellos, ufanos receptores
de sobres
con cuantiosas regalías,
coleccionistas
de cargos, gestores
de la
pública escoria, vendedores
de humo con
aroma a ideologías,
persisten
en subastar sus favores
y hacer
negocio con sus simpatías.
Y no ofrece
mayores garantías
ninguno, entre
los competidores.
Todos dicen
las mismas tonterías,
hipócritas
e igual de estafadores.
Ya son
insoportables los hedores
que
desprenden sus nobles señorías.
Se han
corrompido el aire y los colores,
y los
sueños nacen con malatías.
Se nos multiplican
las agonías,
los
suicidios, el hambre, los horrores…
pero ellos enarbolan
dilogías
y otorgan
validez a sus errores.
Mas los
datos no pueden ser peores:
se están
hundiendo las economías.
¿Qué buscan
en verdad esos traidores
canallas con
sus medidas impías?
No creo en milagros ni santerías.
¿Acaso ya
no existen pensadores?
No hay
nadie que proponga teorías,
modelos ni
soluciones mejores,
salvo
parchear los mismos motores
y encarrilarnos
en las mismas vías.
Necesitamos
nuevos soñadores.
Necesitamos
nuevas utopías.