domingo, 12 de agosto de 2012

Lluvia...

En estos días de sol asfixiante, me ha apetecido recordar la lluvia. Lluvia que, según las circunstancias, puede resultar asfixiante también.

Imagen: Carlos Becerra





LOS COLUMPIOS

¡Qué tristes los columpios por la noche
sin los gritos y risas infantiles,
solitarios, quietos y silenciosos!
¡Qué triste en los teatros la mañana
sin actuaciones, música ni aplausos,
con los patios de butacas vacíos!
¡Qué triste mi morada cuando llueve,
las manchas de humedad parecen sangre
y hay lágrimas en todas las ventanas!
La soledad es hiel que se respira.
El eco en todas las habitaciones
es constante recuerdo de tu ausencia.
Los niños volverán a los columpios,
el público volverá a los teatros,
el sol volverá tras el aguacero,
pero tú no volverás a mi lado
y lo más triste es que no me importa,
sólo es un grado más en el infierno,
porque la soledad y la tristeza
ya gobernaban en el hogar antes,
mucho antes de que tú te marcharas.
La función de hoy comienza a las ocho.
Hace días que me compré la entrada.
¡Maldita lluvia que sigue cayendo!
Yo quería pasarme por el parque
para escuchar las risas de los niños
que juegan felices en los columpios.


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